LA POESIA.

La poesía se niega a morir: me llama desde los balcones perfumados, desde las calles húmedas pintadas de gris, desde las alfombras de hojas secas que yacen dormidas en las veredas de barrios bulliciosos, desde los techos empapados de lluvia...

La poesía que escribo se oculta en pilas de libros guardados al refugio cálido de miradas indiscretas y viaja en las alas del viento otoñal que se cuela en las ramas desnudas de los árboles.Mi poesía es azul, azul como el Cielo, como la magia de la noche, como todo aquello que tiene de etéreo y maravilloso, oculta de las miradas sombrías que se aferran a preocupaciones materiales...

Mi poesía está ausente por momentos, porque se niega a morir. No teme viajar en el tiempo, surcar mares o caminar lentamente, al paso de ancianos o de niños. La poesía me envuelve, me arropa, protege mi alma...

Nada ni nadie puede cambiarme, nada mientras me llame Poesía...y mientras así sea, iluminarán tenuemente las estrellas que una vez vi brillar en el campo y todo será posible.